En fin, ahora que SI me acuerdo, les cuento que estoy en movimiento. Siempre en movimiento. Buscando conectar conmigo, con la verdadera, la que está escondida pero por momentos se anima a aparecer.
Me han dicho infinidades de cosas, cosas que me halagaron, que me dolieron, que me humillaron, que me hubiese encantado creer, que creí... pero ahora, a los 41, me doy cuenta que ese código que llamamos lenguaje es muy subjetivo, y que por ahí lo que para mí es espectacular y taaaaaaaan claro, para el otro carece de sentido. Así mismo, que estas convenciones que llamamos palabras, no son sino eso: convenciones. La arbitrariedad del signo, dirían por ahí... Que la rosa sea una rosa no le quita ni le agrega al perfume que desprende ni a la belleza de su existencia.
A qué viene todo esto? A que ahora busco mi propia percepción, mi realidad. Lo que me rodea, me rodea, pero no soy yo. O sí, pero ese yo se enriquece y a la vez enriquece y transforma a lo demás.
Me muevo. Vibro. Canto.